Anna Makarudze
Anna Makarudze. Foto de Django Girls Windhoek (CC BY-SA 4.0).

«Lo que más me emociona es inspirar a que otra mujer se enamore de la programación”, dice Anna Makarudze, quien organiza los talleres Django Girls – Chicas Django – en Zimbabue, África. “Saber que estoy posibilitando un cambio en la vida de otra persona es una sensación maravillosa. Gracias a los talleres conozco a muchas mujeres, hago nuevas amigas y también las veo avanzar en la programación”.

Django es el nombre de una herramienta de programación de fuente-abierta que permite crear sitios web y aplicaciones. Por otro lado, Django Girls es una organización comunitaria y global que ofrece manuales y tutoriales gratuitos para ayudar a organizar talleres de un día dirigidos a mujeres que desean aprender programación web.

Desde 2014, han organizado más de 590 actividades en 378 ciudades para más de 12 mil mujeres. Sus actividades más recientes se realizaron en Río Cuarto, Argentina; Port Harcourt, Nigeria y Bangalore, India. Hoy, Django Girls cuenta con más de 1.300 voluntarias en 84 países. La propia Makarudze fue voluntaria antes de aceptar un puesto como Coordinadora de Recaudación de Fondos para la Fundación Django Girls en 2017.

Makarudze se interesó en la programación desde la secundaria, y después siguió una carrera en Ciencias de la Computación. Luego de graduarse de la Universidad, tuvo varios trabajos en el sector tecnológico. A lo largo de su carrera, no pudo evitar darse cuenta de que en su campo había muy pocas mujeres.

«En la secundaria, había 20 personas en mi clase de Física y solamente dos éramos mujeres. Y cuando fui a la Universidad, las mujeres también éramos apenas el 10% en mi asignatura”, dice, y enfatiza que esas proporciones no son privativas de Zimbabue o de África. «Es un problema global”.

La ausencia internacional de mujeres en el sector tecnológico  no tiene solamente un costo a nivel personal para ellas. Desde un punto de vista económico, las empresas están perdiendo talento. Y estas desigualdades en empresas de tecnología, productos y servicios se replican en todo el mundo en las brechas de género que hay en el uso de internet. Es un círculo vicioso que empieza con el sistema educativo, donde las mujeres tienen barreras de entrada para los programas de ciencias de la computación.

El cambio es posible mediante la capacitación y el apoyo necesario para que las mujeres adquieran habilidades en el uso de la web.

«Nuestro objetivo es incrementar la diversidad de género en el sector tecnológico por medio del aumento del número de mujeres capaces de realizar programación. Para lograrlo, trabajamos con voluntarias de todo el mundo, quienes organizan actividades en sus propias ciudades. La fundación ayuda con recursos que las empoderan para organizar los talleres, como el tutorial de las Django Girls, el Manual del Organizador y el Manual de Orientación, los que te permiten aprender a cómo dirigir y gestionar tus propios talleres”, dice Makarudze.

Al estar consciente de cómo las mujeres se sienten desalentadas en una cultura laboral que es predominantemente masculina, Makarudze toma un enfoque que busca cambiar ideas preconcebidas: “Tratamos también de crear una imagen positiva de los programadores web para alentar a que más mujeres se involucren en la programación, y luego nosotras mismas organizamos los talleres», dice.

Enseñar programación en Zimbabue suele venir acompañado de problemas de recursos. El modelo de Django Girls requiere que las participantes lleven sus propias laptops. «Pero la mayoría no puede adquirir laptops», dice Makarudze. «Eso reduce la cantidad de asistentes que tenemos en nuestros talleres”. Es difícil encontrar auspiciadores locales que ayuden a cubrir los costos de publicidad, pero a Makarudze y la comunidad de Django Girls su misión las llena de inspiración y determinación.

«Pienso que para todos es importante entender cómo funciona la web porque en cualquier área de la vida puedes reducir costos si sabes usar internet. Creo que todos deberían estar capacitados para usar la web porque abre oportunidades y nos conecta con la aldea global», dice Makarudze.

Lectura adicional:

Blog de Django Girls