Educación sexual en la era digital

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Emily Rotham, 2019. Foto de Flynn Larsen, cortesía de Robert Wood Johnson Foundation.

Internet no inventó la pornografía, pero no es un secreto que ahora es más fácil que nunca — incluso para públicos más jóvenes — acceder a contenido para adultos. El cómo padres y maestros abordan lo que para muchos es un tema tabú será clave para adaptar la educación sexual a la era digital.

Las preocupaciones por los efectos de la pornografía en adolescentes se ha vuelto parte de la conversación del día a día ahora que el 80% de la juventud a nivel mundial está en línea.

Dado que gran cantidad del contenido adulto al cual se puede acceder libremente destaca la hipermasculinidad y se prioriza el placer masculino, hay una gran preocupación de que los jóvenes que ven porno puedan desarrollar actitudes nocivas sobre el sexo o comportamiento abusivo hacia las mujeres.

La mayoría de las investigaciones se abstienen de sugerir vínculos causales entre la pornografía y actitudes y comportamientos sexuales específicos. Pero los propios jóvenes dicen que pueden afectarlos – ya sea que encuentren accidentalmente las imágenes pornográficas o que las busquen.

Emily Rothman es catedrática de Ciencias de Salud Comunitaria en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Boston. Ha investigado los vínculos entre pornografía y violencia sexual por casi una década. En 2016, condujo un estudio de 72 adolescentes entre los 15 y los 17 años y encontró que la pornografía era su primera fuente de información sobre sexo.

Rothman quería entender cómo y por qué la pornografía tiene un rol tan importante en sus vidas, pero también sintió que se podría usar la información del estudio para ayudar a abordar los riesgos.

Formó un equipo con el programa de compañeros de liderazgo Start Strong [Comienza Fuerte] de la Comisión de Salud Pública de Boston para diseñar un curso electivo de “alfabetización de porno” para estudiantes de secundaria en Boston, Massachusetts, en Estados Unidos.

El título completo del curso es “La verdad sobre la pornografía: Currículo de alfabetización de pornografía para estudiantes de secundaria diseñado para reducir la violencia en citas y sexual”, y brinda un espacio de discusión crítica sobre cómo se retrata (o no) el género, la sexualidad, el consentimiento, la raza, las relaciones y la imagen corporal en la pornografía.

Las lecciones van desde la definir los términos usados en el porno en línea a ayudar a los estudiantes a que eviten hacer clic en cosas que no quieren ver. También se guía a los estudiantes a través de discusiones delicadas sobre si el porno contribuye a la violencia contra la mujer.

“En realidad queríamos hablar con los chicos sobre citas y violencia sexual”, dice Rothman. “Descubrimos que a los chicos les parece divertido y gracioso hablar de pornografía. Así que la usamos como vehículo para hablar de cosas que pensamos que son críticas, como negociar consentimiento y establecer límites saludables en una relación”.

Rothman cree que la mejor manera de defender a los jóvenes contra los impactos negativos de la pornografía es dotarlos de una educación sexual completa, basada en hechos y positiva. “Ante la falta de otras formas de educación o información, por supuesto que es más probable que los chicos obtengan la información de fuentes que se hacen con fines de lucro o entretenimiento”, dice.

“Si tienen sólidos conocimientos cuando se encuentran con pornografía por primera vez, estarán inoculados contra algunas de las peores influencias posibles”, dice Rothman.

Internet también puede tener un rol positivo en brindar espacios seguros para que los jóvenes aprendan. Por ejemplo, el 70% de los universitarios LGBTQ estadounidenses dijo que buscaba su orientación sexual en línea. Y muchos estudios muestran que internet ayuda a los jóvenes LGBTQ a relacionarse con pares que los apoyan, lo que a su vez puede aumentar su conocimiento y confianza en ellos mismos.

Resultados positivos como estos son parte de lo que según los defensores de la libre expresión se debe defender contra la censura y por qué el derecho al anonimato es tan importante. Al menos 16 países censuran la pornografía en línea aunque aún es posible buscar contenido originado en el extranjero. Las propuestas para aplicar límites de edad al contenido pornográfico han encontrado oposición de grupos de derechos digitales, incluido Electronic Frontier Foundation, que dice que invadiría la privacidad de los usuarios de internet.

En 2018, la plataforma de microblogueo Tumblr prohibió el contenido adulto en su plataforma, lo que generó controversia sobre la pérdida de un “espacio seguro” en línea para las comunidades LGBTQ+ y los trabajadores sexuales. Prohibir la desnudez y el contenido sexualmente explícito es común en la mayoría de las plataformas, incluidas Facebook y YouTube, que ahora deja a miles sin lugar alternativo a donde ir.

En este entorno digital complejo y cambiante, lo que permanece constante es el rol importante de apoyo que padres y educadores pueden tener para dotar a los jóvenes del conocimiento y conciencia para tener entendimientos positivos de la sexualidad y las relaciones saludables. Para los jóvenes en sus propios recorridos de descubrimiento, internet ofrece una riqueza de recursos – publicaciones y comunidades de apoyo – que pueden ser un mejor punto de partida que el porno para entender la sexualidad y la salud, incluyendo sitios web como Amaze.org, Scarleteen.com y Ahwaa.org.

¿Cómo se debería adaptar la educación sobre salud sexual a la era digital?

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