Las comunidades de fuente abierta tienen una noble intención: trabajar juntas en internet para crear algo que beneficie a todos. Pero la hostilidad y los sesgos suelen florecer en comunidades en las que no hay consecuencias para los colaboradores que muestran un comportamiento no inclusivo.
Muchos programadores talentosos dejan de contribuir con mejoras que son necesarias en algunos de los proyectos más importantes para la web debido a las culturas tóxicas que predominan en esos círculos.
Un factor que contribuye a esta realidad es que solamente el 3 % de los colaboradores de fuente abierta sean mujeres y que la mayoría sean blancos y hombres. Para la salud de internet, esta falta de diversidad es desalentadora. La fuente abierta ya está en todas partes, lo que significa que un grupo muy homogéneo de personas es responsable por el software con que el mundo entero interactúa todos los días.
En la lucha por la inclusividad y por que hayan comunidades más saludables, han surgido códigos de conducta que sirven como uno de los instrumentos más importantes (y a veces controvertidos) para el cambio. Son valorados especialmente en grupos subrepresentados en fuente abierta, incluidas las mujeres, como una herramienta de empoderamiento frente al mal comportamiento.
Hoy en día, Apache, Google, Microsoft, Mozilla y WordPress tienen códigos de conducta para sus proyectos de fuente abierta. En cada una de las comunidades que hay establecidas, incluyendo aquellas cuyos fundadores tienen estilos de comunicación controversiales, como Linus Torvalds de Linux, han debido lidiar con miembros de la comunidad que exigen que se detengan completamente las interacciones groseras y agresivas.
“Los códigos de conducta son vitales para las comunidades de fuente abierta”, explica Coraline Ada Ehmke, programadora y defensora de la fuente abierta que creó Contributor Covenant, texto de código de conducta que adoptado por más de 200 000 proyectos de fuente abierta en apenas cinco años.
“Un código de conducta es una manera de expresar los valores de la comunidad”, dice.
Un valor fundamental podría ser fomentar un ambiente abierto y acogedor para todos, “independientemente de la edad, tamaño del cuerpo, discapacidad, raza, características sexuales, identidad de género y expresión, nivel de experiencia, educación, posición socioeconómica, nacionalidad, aspecto personal, raza, religión o identidad y orientación sexual”, como se establece en Contributor Covenant.
Esto puede no parecer controvertido. Pero, de vez en cuando, para algunos colaboradores es inquietante y hasta irritante cuando se introducen nuevos procesos y reglas para regir el lenguaje y el comportamiento al cual están acostumbrados, y pueden no creer que son perjudiciales.
“Hay mejores prácticas para establecer cómo se debe escribir la documentación o cómo se debe comunicar una idea a un grupo de posibles extraños, de una manera que probablemente no causará ofensas”, explica Jory Burson, consultora y educadora que ayuda a las comunidades de fuente abierta a construir culturas saludables.
Emma Irwin, experta en proyectos abiertos y comunidades de Mozilla, dice que un código de conducta es ineficaz a menos que se ejecute. “La confianza viene de la ejecución. La estabilidad viene de la ejecución. Si tienes un código de conducta y no lo ejecutas, puedes terminar causando más daño”, dice.
Los límites de esa ejecución se siguen probando y examinando, mientras que las comunidades de fuente abierta lidian con cómo crear las mejores condiciones para la igualdad y la diversidad. Por ejemplo, ¿la expulsión de alguien en una comunidad debería conducir a su expulsión en otra comunidad?
Inicialmente, los códigos de conducta se introdujeron solamente en conferencias de fuente abierta y actos públicos para detener discrepancias que surgen de asuntos técnicos y personales.
En 2014, tras suscribir un compromiso para asistir solamente a conferencias que cuenten con códigos de conducta, Coraline Ada Ehmke empezó a considerar un enfoque similar para las comunidades en línea.
“Empecé a pensar en formas en las cuales podríamos ayudar a la causa de la inclusividad en la comunidad tecnológica, que es muy amplia”, recuerda Ehmke. “Como tengo mucho tiempo trabajando en fuente abierta, me parecía lógico que estas comunidades de mantenedores y colaboradores también necesitasen de un contrato social para expresar y aplicar valores comunitarios que busquen mejorar la diversidad y ser acogedores con personas de todo tipo, sobre todo quienes tradicionalmente están subrepresentados en el sector tecnológico”.
“Así nació Contributor Covenant”, dice Ehmke.
“En los últimos siete u ocho años, hemos ido de necesitar el uso del código de conducta solo para eventos a necesitarlo en todo el espacio digital”, dice Burson. “Es un avance muy bueno”.
¿Cómo pueden ayudar los miembros de la comunidad a que se respete un código de conducta?
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