Liberándose de la adicción a la máquina

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Foto de Maarten van den Heuvel en Unsplash.

Rastrear cuánto tiempo pasamos en línea, cuántas veces tomamos nuestros teléfonos y cuántas horas dedicamos a algunas aplicaciones se ha vuelto casi una obsesión global en los medios noticiosos y al interior de las familias. Aunque es cierto que el estadounidense adulto promedio pasa casi seis horas al día en medios digitales, ¿deberíamos decir automáticamente que es una “adicción”? Podemos preguntarnos qué es “demasiado” y qué es saludable, pero también debemos resistir el alarmismo y el pánico moral con respecto a la tecnología y evaluar cuidadosamente las afirmaciones de certeza científica cuando no existen investigaciones de alta calidad.

No es casualidad que el tiempo que pasamos en línea haya aumentado dramáticamente en la última década. Y no es solamente porque los teléfonos móviles y las conexiones de internet se estén volviendo más rápidos y estén disponibles a precios más asequibles en la mayor de parte del mundo. Nuestros teléfonos se han convertido en nuestros despertadores, asistentes de navegación, ayudas de memoria y compañía constante. Las aplicaciones de smartphones y las redes sociales suelen estar diseñadas explícitamente para optimizar la participación en diversas actividades, tales como comentar y compartir, y para aumentar la cantidad de tiempo que pasamos viendo, leyendo, desplazándonos por la pantalla o jugando.

Natasha Dow Schüll lo llama “adicción por diseño”. Schüll es profesora asociada en la Universidad de Nueva York y ha pasado 15 años estudiando cómo los casinos y las máquinas tragamonedas engullen a la gente a una adictiva “zona de máquinas” de la que es difícil escapar. Ella, y muchos otros, ven que los mismos principios de diseño se usan en las aplicaciones de smartphone, plataformas de redes sociales y motores de recomendaciones. Esas intenciones de parte de las empresas han sido documentadas, pero aún no hay evidencia concluyente de cuánto control ejercen realmente sobre los usuarios.

Para ilustrar este punto, los científicos Amy Orben y Andrew Przybylski de la Universidad de Oxford examinaron grupos de datos existentes sobre la relación que hay entre el uso de la tecnología y el bienestar de los jóvenes. Los resultados publicados en Nature Human Behavior en 2019 muestran que no hay una relación abrumadoramente consistente –– buena o mala. Otros factores tuvieron mayor impacto.

“En un grupo de datos, por ejemplo, el efecto negativo de usar anteojos en el bienestar de los adolescentes es significativamente mayor que el del uso de las redes sociales. Pero actualmente, los legisladores no están contemplando invertir miles de millones en intervenciones con la finalidad de reducir el uso de anteojos”, escribe Orben en un análisis detrás de cámaras para Nature Research Community.

Anecdóticamente, innumerables personas informan haberse sentido ansiosas, tristes o deprimidas por cómo la tecnología ha entrado a sus vidas, o insatisfecha con los términos bajo los cuales les ofrecen servicios sin costo que absorben sus datos personales. Muchos buscan activamente cambiar su relación con sus dispositivos: desintoxicaciones digitales, pausas en redes sociales o teléfonos que no pueden estar en línea son apenas algunas tácticas que emplean los privilegiados que eligen estar fuera de línea.

Una de las organizaciones más visibles que trabajan para detener el diseño de tecnologías adictivas es el Center for Humane Technology, cuyo cofundador Tristan Harris trabajó como especialista de diseño en Google. Con la asesoría de ejecutivos de tecnología actuales y antiguos, el lanzamiento de la organización en 2016 (llamada originalmente Time Well Spent) ayudó a iniciar un debate público sobre el amplio potencial para perjudicar que tiene la tecnología y que esta no está diseñada con los intereses superiores de la humanidad en mente.

Los líderes del sector de tecnología han respondido a la avalancha de mala publicidad diseñando nuevas herramientas para ayudar a las personas a gestionar mejor el tiempo que pasan con sus dispositivos y aplicaciones. En 2018, Mark Zuckerberg, director ejecutivo de Facebook, anunció: “Uno de nuestros mayores focos de atención para 2018 es asegurarnos de que el tiempo que pasemos en Facebook sea tiempo bien usado…”.

Ese mismo año, Facebook presentó nuevas herramientas para apoyar la “seguridad” y el “bienestar”, incluyendo opciones para silenciar notificaciones de Facebook e Instagram y crear límites de tiempo. Por su parte, Apple presentó una nueva función de iPhone llamada ScreenTime para ayudar a los usuarios a “entender y tomar control del tiempo” que pasan con su dispositivo. Y como parte de una iniciativa de bienestar digital, Google anunció controles similares para Android y YouTube, incluyendo un cronómetro en la aplicación.

Pero esas herramientas no contribuyen en nada a la forma en cómo se producen los cambios en las prácticas de diseño. Aún predominan los modelos empresariales que incentivan la participación. A medida que aumenta la conciencia sobre los cuestionamientos y riesgos potenciales de los sistemas actuales, aumentan también las maneras que existen para ayudarnos a entender cómo usamos la tecnología –– y a decidir cómo hacer las cosas de distinta forma, si es que tomamos ese rumbo. Por ejemplo, la extensión para navegador Facebook News Feed Eradicator (para Firefox o Chrome), busca contrarrestar la atracción al uso de las redes sociales reemplazando tu hilo de noticias con una “frase inspiradora”.

Sin embargo, no solo las personas deben ser responsables de producir cambios.

También necesitamos de acciones colectivas para diseñar diferentes incentivos y modelos de negocio. Existe una gran oportunidad para que personas del sector de tecnológico – programadores, diseñadores, creadores de contenido, comerciantes y otros – tomen el liderazgo en la creación de aplicaciones y servicios que no alienten comportamientos adictivos y que más bien incentiven experiencias en línea positivas y saludables.

¿Regulas tu uso de internet en tu vida diaria? ¿Por qué si o por qué no?

  1. Carlos

    Saludos desde Ecuador

    Por supuesto que regulo el uso de Internet en mi vida diaria, es logico e increible la multitud de ventajas que provee el mismo sea para optimizar actividades como la banca , una consulta acerca de un servicio especifico o lo que mas me gusta aprender y mejorar en cosas que me gustan a mi tiempo y respetando toda la paleta de actividades del dia a dia.

    Pero la mayoria de gente no se da cuenta que el uso excesivo del mismo o un consumo de contenido de baja calidad les quita habilidades de resolucion de problemas.

    Esto es algo que me importa mucho mantener en mi dia a dia. Fomentar un buen consumo y una independencia de las plataformas para el unico fin de tener una buena vida.

    Esto tiene sus retos pero primero es mi salud...

    Y espero que alguien mas lo haga con sus dias.