Cuando internet no habla tu idioma

Traducir de inglés a idiomas locales es una manera de ayudar a la web a ser todo lo diversa que puede ser.

Para alguien que usa internet por primera vez, aprender la web significa dominar una serie de habilidades fundamentales: navegadores, motores de búsqueda, creación de contenido.

Para los usuarios de la web que no dominan mucho el inglés, hay un paso necesario anterior a hacer clic, buscar y crear. Primero, deben aprender un poco de inglés. Después aprender la web.

Internet abarca todos los rincones del globo, pero su contenido no es tan diverso como su alcance. Aunque solamente la cuarta parte del mundo tiene el inglés como idioma nativo, el 54 por ciento de los sitios web del mundo están en inglés.

Una estadística igualmente sorprendente: aunque más de mil millones de personas habla chino, apenas cerca del 2 por ciento del contenido de la web está en chino.

La fuerza detrás de esta web centrada en el inglés es mayormente económica. En todo el mundo, los creadores de contenido se dirigen a los mercados más grandes y lucrativos, que están en Norteamérica y Europa Occidental. Pero las consecuencias van más allá de las económicas, pues influyen y transforman culturas, comportamientos y percepciones de los usuarios.

Pocos saben más al respecto que Heather y Dwayne Bailey, el equipo de esposos detrás de Translate.org.za (Traducir), entidad sin fines de lucro “defensora de los idiomas locales en el mundo digital”.

Translate lleva a cabo capacitaciones, actividades y software de adaptación. El objetivo de los Bailey de adaptar términos en la web empezó hace más de una década en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, cuando vieron de primera mano lo difícil que era negociar en línea para sus amigos que hablan xhosa.

Los Bailey señalan que quienes no hablan inglés en la web son ingeniosos. “Las personas se están adaptando al inglés”, dice Heather Bailey. Lo que resulta es un enfoque de idioma híbrido que aprovecha y combina idiomas locales e inglés.

Los ejemplos son fascinantes: en Zimbabue, un hablante de shona puede entender la interfaz en inglés de WhatsApp, pero envía mensajes en shona. En el mundo de habla árabe, los usuarios de Twitter y SMS usan transliteración y convierten la escritura árabe al alfabeto latino. Y en un sitio web de noticias sudafricano, un artículo puede estar escrito en inglés —pero los comentarios se muestran en afrikáans, xhosa y zulú.

“Las personas se las arreglan”, explica Heather. “Creo que es asombroso”.

Heather Bailey habla sobre adaptación en MozFest en Londres, Reino Unido, 2015.

A pesar de estos enfoques inteligentes, los Bailey señalan que hay consecuencias perjudiciales. En una reciente conversación con un amigo keniano, Heather le preguntó sobre sus esfuerzos para adaptar contenido en inglés al swahili. Su respuesta: ¿para qué tomarme la molestia ?

Cuando los usuarios tienen buen manejo de la web en inglés, hay poca motivación para regresar y adaptar el contenido, dice Dwayne.

El contenido en inglés son prácticas culturales que pueden chocar o minar las culturas locales, expresan los Bailey. Por ejemplo, el inglés no cuenta con género para los sustantivos. “Eso hace que traducirlo sea difícil —lo que empieza a influir en el idioma [local]”, dice Dwayne.

A pesar de los desafíos, los Bailey son optimistas sobre crear una web más inclusiva. Heather es rápida para compartir un lema: “¿Por qué las personas deben aprender inglés antes de aprender a usar internet?”

Los Bailey señalan que un par de buenas prácticas de adaptación pueden tener un impacto muy grande. “Lo que marca una mayor diferencia es alguien que posee su idioma… y tiene buenas habilidades técnicas”, dice Heather. Un orador apasionado y talentoso puede crear un equipo de adaptación y hacer un cambio tremendo.

La adaptación debe ser tan fácil como sea posible. “Se trata de hacer que las personas con pocas capacidades técnicas puedan adaptar el contenido”, explica Dwayne.

Esto quiere decir usar plataformas intuitivas y prácticas. Como herramientas basadas en la web antes que software, u ocultar la complejidad de formatos de archivo.

“Necesitamos hacer que el espacio esté libre de especialización y desafiar las presunciones”, dice Dwayne. “Simplificar el proceso de adaptación es lo mejor que podemos hacer”.