Floriane Hutchinson, publicista de arte y fanática de los emojis, usa zapatos planos, no de tacón. Pero cuando abre su teclado de emojis, sus opciones son zapatos de hombre, zapatos deportivos o de tacón aguja. Preocupada por los estereotipos de género, decidió tomar al toro por las astas y crear una opción más universal para las mujeres: zapatos planos de ballet.

Hijab emoji designed by Aphee Messer (used with permission).
Emoji de hijab diseñado por Aphee Messer. Usado con autorización.

Hutchinson aprovechó los aspectos democráticos de hacer emojis y envió una propuesta al subcomité de emojis del Consorcio Unicode.

El Consorcio trabaja para garantizar que todos los textos sean uniformes entre dispositivos e idiomas en todo el mundo. En la última década, ha establecido un estándar similar para el teclado de emojis que evita enredos al pasar de un dispositivo a otro.

Según Jeremy Burge, miembro del Consorcio, el teclado de emojis está en más teléfonos que cualquier idioma en el mundo. Gracias a los esfuerzos de Hutchinson, los zapatos planos de ballet están listos para ser parte de ese teclado en 2018, junto con una lista de nuevos emojis que van desde una llama andina a un pastel chino.

Los emojis brindan una forma de expresión creativa y universal que transciende el lenguaje. Incluso pueden cerrar brechas culturales y sociales al permitir que las personas desarrollen formas de expresión exclusivas, pero accesibles para todos.

Cualquiera puede proponer nuevos emojis al Consorcio. Las propuestas que son aceptadas se convierten en emojis con licencia abierta, disponibles libremente al público. Estos dos aspectos del proceso son una forma saludable de mantener el idioma usado en internet: accesible, diverso y democrático. Pero hay guardianes.

El subcomité está dominado por gigantes tecnológicos que pagan 18 mil dólares al año para ser miembros con derecho a voto del Consorcio. Como paso final, después de que el comité vota por los emojis propuestos, se inicia un proceso público de comentarios de seis meses para asegurarse que cualquier persona pueda hacer llegar sus consultas antes de que los emojis se codifiquen y distribuyan.

En respuesta al pedido de los usuarios y al activismo, el Consorcio está trabajando para garantizar que su repertorio incluya a todos: lanzó diferentes tonos de piel en 2014, y en 2017 presentó el emoji con velo musulmán (hiyab). Los críticos sostienen que estas medidas de inclusión tienen el efecto contrario de destacar la diferencia. Después de todo, el emoticón de la carita sonriente de texto 🙂 no tiene color de piel, ni religión.

Pero los emojis han venido para quedarse. Tanto así que pronto se usarán en nombres de dominio de sitios web (intenta hacer clic o copiar ????❤✊.ws en la barra de direcciones de tu navegador).

Internet es más saludable cuando es creada por diversos usuarios. Estas campañas lideradas por personas comunes y corrientes demuestran que todos tenemos la capacidad de desafiar a quienes toman las decisiones, y asegurarnos de que los emojis sean tan variados (y a veces un poco absurdos) como las personas que los usan a diario.