Es un hecho ya demostrado por numerosos estudios en todo el mundo: las mujeres y las personas no binarias son más afectados por el acoso en línea que los hombres, especialmente si son personas de color. Cuando esto ocurre en el contexto del periodismo, se envía un mensaje especialmente negativo: las mujeres y las minorías no tienen derecho a tener una voz pública. Las amenazas de violencia sexual y otras tácticas de intimidación amenazan tanto la existencia de diversidad de voces en los medios como también un diálogo en línea saludable.
Desde hace tiempo, a nivel mundial, las mujeres han sido superadas en número en el periodismo. Además de las prácticas de contratación discriminatorias y otras barreras, los ataques personales en comentarios en línea, publicaciones en redes sociales, correos electrónicos y otras más representan una seria amenaza a la diversidad. Debido al acoso en línea, varios estudios muestran que las periodistas sufren de depresión y ansiedad, evitan interactuar con los lectores e informar sobre algunos temas, y algunas hasta dicen que evalúan dejar el periodismo del todo.
Casi dos tercios de las periodistas encuestadas en 2018 por TrollBusters y la Fundación Internacional de Medios de la Mujer dijeron que habían sufrido acoso en línea. Aunque el contexto varía en los diferentes medios, hay muchas semejanzas en cómo se experimenta el acoso en todo el mundo. Ciertamente en todas partes los agresores casi nunca responden por sus actos – sean personas que actúan solas o como parte de ataques orquestados por Gobiernos o grupos que usan las redes sociales como armas. Lo que es peor, las personas en puestos de autoridad a menudo alientan el aumento de los ataques.
Un informe de 2018 de Reporteros sin Fronteras sobre el acoso en línea a periodistas de todo el mundo documenta muchos de esos casos, incluido el de Maria Ressa, fundadora y directora ejecutiva del sitio web de noticias Rappler en Filipinas. En el contexto de los ataques gubernamentales a los informes de Rappler, Ressa dice que en las redes sociales recibe frecuentes amenazas de violación, asesinato y arrestos. Ha insistido en exponer públicamente a los atacantes y se niega a quedarse callada.
Hasta en países que son relativamente seguros para los periodistas o donde se protege la libre expresión, lo normal para muchas mujeres periodistas es recibir comentarios llenos de odio, independientemente de si cubren noticias sobre deportes, moda o política. Un análisis realizado a comentarios de 70 millones de lectores del periódico The Guardian de 2006-2016 muestra que los artículos escritos por mujeres periodistas tuvieron una mayor proporción de comentarios rechazados por los moderadores, sobre todo en secciones de noticias donde hay una gran concentración de escritores hombres, tales como en “Deportes” o “Tecnología”.
Hostilidad hacia las mujeres en comentarios de noticias en línea en The Guardian (2006-2016)
Así como varían los métodos de acoso en línea, también deben variar las respuestas. Las organizaciones de medios pueden ayudar a fijar parámetros para que en sus sitios web y canales de redes sociales haya un diálogo que sea significativo y positivo, y no mostrar la menor tolerancia a la discriminación y el acoso en los comentarios. También deben brindar apoyo a las periodistas y otras profesionales antes y después de ocurrido el acoso.
Las redes sociales amplían el volumen y la intensidad de los ataques contra las periodistas, sobre todo cuando las plataformas se vuelven vehículos para ataques auspiciados por el Estado. Las grandes plataformas tienen la responsabilidad de ayudar a contener el acoso globalmente, pero al mismo tiempo las empresas y los Gobiernos que tienen como objetivo abordar el discurso de odio en linea pueden excederse y socavar la libre expresión. Las soluciones al acoso en línea se deben desarrollar con cuidado, promoviendo un diálogo constante con las organizaciones que representan a las personas afectadas, y también con los investigadores que entienden los matices de los problemas.
¿Qué puede ayudar a detener los ataques en línea contra las periodistas?
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