Sabes que una empresa de internet es grande cuando tus amigos piensan que eres raro por dejar de usar sus servicios. En 2014, Chris Hartgerink se había hartado de lo que llama “vigilancia corporativa” y quiso estar al tanto de su privacidad. Inició un arduo proceso de desenredar su vida de Gmail y Google que le tomó más de un año. Cuando Hartgerink informó a todos que solamente lo podrían contactar con correo electrónico encriptado de ProtonMail, sus amigos se mostraron incrédulos. Le preguntaban: “¿por qué cambias tu correo electrónico?”

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“Este aspecto social hizo que salir de estos servicios fuera más difícil todavía”, dice Hartgerink, becario de Mozilla y estudiante de doctorado en estadística en la Universidad Tilburg en los Países Bajos. “Estoy seguro de que eso hubiera impedido que otros tomaran la misma decisión”.

El control de la red de los principales servicios de internet es solamente una parte del poder que tienen en nuestras vidas. A través de su tamaño y diversos conglomerados, unas pocas empresas que incluyen a Google, Facebook y Amazon – o Baidu, Tencent y Alibaba si vives en China– se han entrelazado no solamente con tu vida diaria, sino con todos los aspectos de la economía global, el discurso cívico y la propia democracia.

Son empresas surgidas de los sueños de los pioneros de internet. Han ayudado a miles de millones de personas de todos los ámbitos de la vida a darse cuenta de los beneficios de internet. Han ayudado a que la comunicación humana, la creatividad y el comercio florezcan. Sin esto, tendríamos mucho menos información, menos velocidad, menos eficiencia – ¡menos risas!

Donde abundan las contradicciones es en la consolidación de poder. El problema no es que estas empresas estén valorizadas en miles de millones de dólares, cientos de millones de usuarios o grandes carteras de adquisiciones. Es que son demasiado grandes. A través de prácticas comerciales monopólicas específicas para la era digital, socavan la privacidad, la apertura y la competencia en la web.

Las corporaciones están adquiriendo acceso sin límites a nuestra vida personal (solamente intenten ocultarles un embarazo a los comerciantes en línea). Seleccionan competidores y restringen innovación en el proceso. Como su capacidad para darle sentido a enormes cantidades de datos crece con avances en inteligencia artificial y computación cuántica, también es probable que sus poderes avancen a negocios adyacentes a través de integraciones verticales en hardware, software, infraestructura, automóviles, medios, seguros, y más – a menos que encontremos una manera de interrumpirlos.

¿Cómo? Si mañana borras tu cuenta de Facebook, probablemente será a tu mamá a quien más le importe. Pero el futuro de una empresa surgida hace apenas 14 años no está predeterminado. Los adolescentes están cada vez más cansados de Facebook, y su fundador, Mark Zuckerberg, ahora reconoce –en un año de mala publicidad– que necesitan que sintamos que “nuestro tiempo está bien empleado”.

Las empresas y tecnologías pueden cambiar, y también su entorno regulatorio. Se está recurriendo a la aplicación de fusiones y leyes de competencia para luchar por una internet más saludable en muchos países. Este año, el regulador antimonopolio de India multó a Google con 21 millones de dólares por comportamiento contra la competencia (el proceso empezó hace siete años).

El año pasado, la Comisión Europea impuso una multa incluso mayor de $2,800 millones de dólares contra Google (este proceso también empezó hace siete años, y está en apelación). Y Facebook, Apple y Amazon han sido investigadas con respecto a competencia desleal.

Estas acciones muestran que los Gobiernos pueden tener un rol en reajustar el poder. También muestran lo lentos y obsoletos que son nuestros modelos antimonopólicos. Debemos reconsiderarlos para que puedan ser más efectivos en la rápida era de mercados digitales y efectos de la red.

La verdadera interoperabilidad técnica también puede ser una manera efectiva de reajustar el poder y abrir la competencia. Imagina si pudieras abrir WhatsApp y chatear con alguien que usa Signal. Impulsaría la competencia entre servicios existentes e innovación en los nuevos. Básicamente, la interoperabilidad podría ser una condición estándar para fusiones futuras.

Si los usuarios tuvieran control de sus datos y pudieran moverse libremente a otros servicios, disminuiría el “encierro” y los fortalecería a moverse entre servicios de su elección, incluidos los que no tienen cientos de millones de usuarios. Este principio de “portabilidad de datos” es un requisito de la Regulación General de Protección de Datos (GDPR) de Europa, que entra en vigencia en mayo, aunque aún no está claro cómo se aplicará.

Nos hemos acostumbrado a disfrutar de servicios gratuitos de internet a cambio de dar a las empresas acceso a nuestros datos personales, que luego vuelven a empaquetar y venden a anunciantes digitales que quieren dirigirse a audiencias o conductas específicas. Google y Facebook controlan el 84 % de los ingresos globales de anuncios digitales, sin contar China. Han pasado por alto que el 36 % de los usuarios de Internet de escritorio usan ahora bloqueadores de ventanas emergentes para evitar anuncios molestos, rastreo excesivo, software malicioso, información errada y navegación web más lenta. Están participando en campañas para «mejores anuncios», pero es poco probable que modelos más equitativos surjan de esto.

Niveles similares de consolidación han aparecido en el principal mercado “independiente” de internet del mundo: China. Por ejemplo, WeChat, aplicación móvil de Tencent, es un servicio tan extendido que se usa en prácticamente todas las interacciones en línea. “Es como Facebook, Whatsapp, Instagram, Yelp, Square y Snapchat reunidos en una sola, con cien otras aplicaciones incluidas”, escribe Aman Agarwal en una publicación de Hackernoon con capturas de pantalla de la aplicación. Hasta puedes navegar por la red desde adentro. Este año, se probarán las cuentas de WeChat en varios lugares en China para la idoneidad como el documento nacional de identidad electrónico.

Muchos países (autoritarios y de los otros) miran con envidia a China como uno de los pocos países que han limitado efectivamente el surgimiento de las empresas de Silicon Valley dentro de sus fronteras. Ha permitido que prosperen alternativas locales en el país que alberga la mayor cantidad de usuarios de internet. Aun así, China solamente sirve como otro ejemplo de cómo es la consolidación extrema de poder, y lo que podría traer un futuro distante de gigantes de internet aún más grandes.

En todo el resto del mundo, Facebook, Google y Amazon dominan la experiencia de internet. Los países en desarrollo tienen la menor parte de la economía global de aplicaciones, y es aquí donde ganan impulso las afirmaciones de un “colonialismo digital”.

Si ningún motor de búsqueda puede desafiar a Google y ninguna aplicación local puede obtener una parte sostenible del mercado, se reduce la oportunidad prometida de una internet libre y abierta. Son muy pocos los retadores a los gigantes de medios sociales de fuente abierta, como Diaspora y Mastodon, y en el mejor de los casos brindan una prueba de concepto para un futuro alternativo, a menos que las personas puedan mover sus datos libremente.

Leyes como la GDPR de Europa prometen en lo referente a materias como portabilidad, pero no brindan resultados significativos, a menos que los consumidores hagan demandas específicas de empresas y reguladores. Incluso cuando la ley está de nuestro lado, tenemos que decir: “Oigan, empresas, así es como quiero mover mis fotos entre Facebook, Instagram e iPhone”.

La única manera de conservar internet en manos de todos es pedirla, construirla y exigirla. Gobiernos, consumidores y tecnólogos deben pedir una competencia justa, innovación abierta, interoperabilidad y normas para que internet pueda evolucionar de maneras más saludables y humanas.

Lectura adicional:

OK Google: Delete My Account (No Wait. No Really.) [Está bien, Google, borra mi cuenta (Espera, en realidad, no)], Chris Hartgerink, 2018
Can Washington Stop Big Tech Companies? Don’t Bet on It [¿Puede Washington detener a las grandes empresas de tecnología? Mejor no apuestes], Farhad Manjoo, New York Times, 2018
Competition through interoperability [Competencia a través de interoperabilidad], Chris Riley, 2017
My Experiment Opting Out of Big Data Made Me Look Like a Criminal [Mi experimento de salir de los grandes datos hizo que pareciera una delincuente], Janet Vertesi, Time Magazine, 2014