Cuando las personas publican comentarios odiosos en internet, ¿se debe considerar responsables a plataformas como Facebook o Twitter?

La mayoría de las empresas de internet consideran como algo sagrado el ser plataformas abiertas de publicación o intermediarios, y que no se les puede considerar responsables por lo que las personas dicen o hacen. Este principio se ve cuestionado por la «ley contra la incitación del odio» alemana aprobada en 2017. La ley introduce multas altas para populares empresas de medios sociales si no retiran rápidamente el contenido ilegal. Qué es lo que constituye exactamente una incitación al odio sigue sin tener una definición exacta pero, históricamente, Alemania tiene una tolerancia legal relativamente baja al discurso racista y violento.

La nueva ley ha hecho que muchos defensores de derechos de internet se enfrenten entre sí.

Están los que dicen que la autorregulación no ha sido lo suficientemente satisfactoria, y celebran que se obligue a gigantes de internet como Facebook y Twitter a que dispongan más recursos para enfrentar el acoso y la incitación al odio, por ejemplo, con más moderadores locales de contenido.

Otros creen que subcontratar corporaciones para ‘vigilar contenidos’ es un camino peligroso que podría llevar la responsabilidad del intermediario a más plataformas, lo que pondría en riesgo a toda la web.

Después de todo, dos tercios de los usuarios de internet del mundo viven en países que censuran la libertad de expresión.

Ahora que todos ven cómo lidiar con la incitación al odio en línea, el acoso y las “noticias falsas”, la ley de Alemania no pasó desapercibida en la escena mundial.

Países como Rusia, Kenia, Venezuela y Filipinas han aprobado leyes creadas a partir de la nueva ley de Alemania. Cuando se critican estas leyes, se generan acusaciones de que existe doble estándar.

Para cualquier país interesado en restringir la libre expresión, imitar las leyes de internet de Alemania ofrece más legitimidad que tomar prestadas las de China o Irán.

Consideremos Venezuela. En el contexto de una crisis económica y política, las penalidades a la incitación al odio en línea inspiradas en la ley alemana fueron presentadas por la Asamblea Nacional Constituyente en 2017. “Son reglas para perseguir a los disidentes”, dice Luis Carlos Díaz, comentarista de internet que ha criticado a los políticos venezolanos por decir que la ley en Alemania era un éxito antes de que esta se implementara.

Independientemente de cómo los Gobiernos usen las leyes de internet para promover sus propios fines, la principal pregunta es cuál es la responsabilidad del intermediario, la libertad de expresión y el preocupante enfrentamiento entre intereses locales y globales. Cuando un territorio busca aplicar leyes de contenido local a las principales plataformas de internet, ¿se puede esperar que evalúen cuáles son las consecuencias en otros lugares? En 2018, la ley alemana –y otras similares– sin duda será ampliamente analizada, criticada y, ojalá, afinada.

Lectura adicional:

Content and platform regulation: The German case and what’s to come in 2018 [Contenido y regulación de plataformas de internet: El caso alemán y lo que se viene en 2018] página de Medium de Cathleen Berger, experta en políticas de derechos humanos digitales.
Computational propaganda in Germany: A Cautionary Tale, Lisa-Maria N. Neudert (2017)